Poza Rica, experta en refinerías. Sueños moluscos, realidades invertebradas

>> Columna Ni para profetas, ni para demagogos.

Por  Héctor Hugo Viveros G. Saldaña.

Poza Rica es una ciudad que cuenta en su historia, la historia de la industria petrolera de México. En resumidas cuentas, explotación de recursos naturales, fuga de dinero, sostenimiento de infraestructura y plantilla laboral por razones políticas y no técnicas, contaminación y crisis.

Desde hace décadas, la producción de hidrocarburos en Poza Rica dejó de ser suficiente para sostener el mantenimiento de la infraestructura y la plantilla laboral de los años 80’s.

El problema adyacente es que la comodidad en las jornadas laborales y las altas prestaciones de los trabajadores de Petróleos Mexicanos eran inalcanzables para cualquier otro empleador. Ahora son inalcanzables para PEMEX. Los accidentes fatales también se han hecho presentes.

Desde hace años, los criterios para sostener la infraestructura y la plantilla laboral responde al interés político más que una estrategia comercial financieramente sostenible, y como en muchas cosas, la pandemia nos vinos a enfrentar con la realidad y la contratación de más platilla laboral para simular una recuperación económica inexistente en la empresa se obligó a verse detenida.

El último suspiro de recuperación de esa industria en esta región sucedió en el sexenio 2006 – 2012. Las estrategias de Calderón reactivaron, momentáneamente la industria, pero la inversión privada nacional y extranjera no soporta las deudas millonarias con las que PEMEX opera durante mucho tiempo.

Después de hacer quebrar a varias empresas, la realidad dejó de nuevo sin empleo a decenas de miles y a varias empresas quebradas por los créditos otorgados a PEMEX. A la fecha, un contrato de PEMEX ya no es recibido como garantía en préstamos, porque a pesar de que el presidente declara que la corrupción y el robo de hidrocarburos ya se erradicó, la realidad es que PEMEX garantiza su necesidad pero no el pago por la obra ejecutada, los servicios prestados o los productos adquiridos.

Esto es una realidad persistente y el retraso en los pagos de deuda ha producido la pérdida de miles de empleos y la desaparición de decenas de empresas que quebraron esperando el pago de PEMEX.

La ganancia de votos que genera las promesas de esos años de gloria, por cierto inexistentes, es una realidad “molusca” como su promotor: sin estructura y sin sustento, con pies y cabeza pero sin huesos que lo sostenga.

Además, depender de una industria que explota recursos no renovables tiene uno y un solo destino: su desaparición de la industria junto con el recurso que explota. La opción es la fractura de la piedra porosa, técnica que condena a la muerte a la flora y fauna endémica del lugar en el que se practica, lo cual es un hecho demostrado y documentado en todo el mundo.

A mediano y largo plazo la migración generada por el desempleo habría que sumarle la migración generada por la contaminación, de por sí ya grave, de los mantos acuíferos de los que se obtiene el agua potable de la ciudad. El costo de salvar la industria es matar al medio ambiente y los otros recursos para el sustento de la vida humana.

Seguir viviendo de la industria que está condenando al planeta a un periodo de extinción de especies semejante al del pérmico – triásico no es por ningún motivo una opción ética, y tampoco debería ser el centro de la propuesta de recuperación económica.

Poza Rica, necesita asumir la realidad de los hechos:

1) PEMEX aprendió aquí, que los complejos petroquímicos son insostenibles ante determinadas circunstancias, y los trabajadores de la empresa saben bien porque aquí no es negocio;

2) el mayor número de empleos y productividad de la ciudad dependen de otras actividades terciarias en las que PEMEX no interviene;

3) cada 3, 4 o 6 años escuchamos la misma porquería de discurso que promete una mega inversión para PEMEX y esta nunca llegó ni llegará, prueba de ellos es que ante la disposición de once mil millones de pesos, PEMEX prefirió implementarlos en el extranjero y no en Poza Rica;

4) es necesario entender y comprender que impulsar una industria que tiene como resultado final la emisión de gases de efecto invernadero y el incremento del promedio mundial de la temperatura global es éticamente insostenible;
5) la mejor opción es emanciparse de PEMEX y apuntalar el desarrollo económico de la ciudad a otras actividades comerciales, que dependan menos de la intervención política y más de la innovación ciudadana; y

6) Cuando el Gobierno Federal tuvo dinero para invertir en la industria, Poza Rica, no fue una opción, a pesar de un alcalde, diputada local, que además es presidenta del Congreso del Estado y una Diputada Federal que hoy busca reelegirse y al gobernador del Estado que pertenecen al mismo partido político del presidente, no mandaron dinero ni para pagar la deuda de PEMEX o para la reactivar la economía de la ciudad que se rindió a sus pies en las urnas en las últimas 3 elecciones. (27/May/2021)