“La Injusticia es humana, pero más humana es la lucha contra la injusticia” -Bertolt Brecht
Por Angel Pablo Reyes S.
El sacrificio de un animal ofrendado a una deidad (es) para expiar culpas, es casi tan antiguo como la humanidad misma. El registro lo podemos encontrar en el antiguo testamento de la Biblia (Levítico 16) donde se describe el sacrificio de un macho cabrío (chivo) en expiación por el pecado del pueblo.
En México, la práctica de limpiar culpas a través de “chivos expiatorios” ha sido muy evidente en la política y más en el Gobierno, lo utilizó mucho el viejo régimen del PRI, pero también en la transición del PAN y la MORENA no podía quedarse atrás.
Copiando todo lo nefasto de lo que mucho se criticó, los Gobierno de la 4t siguen utilizando este recurso para calmar la ansiedad de algunos sectores.
Recientemente se pudo observar en la CDMX cuando se detuvo a una pareja por una agresión a una enfermera. En el exceso, la Fiscalía los acusó de “homicidio calificado en grado tentativa”.
Por sentido común no había ni lesiones graves para la imputación y aunque el padre de la acusada afirmó y ofreció videograbaciones de que se trató de un pleito por un automóvil estacionado y no en carácter de enfermera, la titular de la procuraduría Ernestina Godoy Ramos aprovechó para lanzar una promoción demagógica de que no tolerarán “ninguna agresión al personal médico”.
La fiscalía capitalina, por el número de asuntos que lleva, nunca actúa tan rápido pero uso el caso como “chivo expiatorio” para limpiar tanta ausencia en seguridad preventiva, porque no protegen al personal medido de las verdaderas agresiones.
Otro caso cometido en Veracruz es con el periodista José Cárdenas, quien este 25 de abril fue detenido y acusado por la Fiscalía General del Estado (también gobernado por MORENA) de tener “presunta responsabilidad” en el Homicidio de la Periodista María Elena Ferral en Papantla, sucedido el pasado 30 de marzo.
Como “autor material”, Pepe Cárdenas no es responsable, y hay evidencia de sobra de que no activo el arma. Como “autor intelectual”, tampoco, el periodista no tiene un móvil (razones) que lo llevara a contratar sicarios para quitarle la vida a una compañera.
Las acusaciones de la FGE no han sido precisas y claras. Y aunque lo “pueden señalar” como partícipe (el que participa), cómplice (ayuda o copera) o encubridor (evitar que se descubra el delito), las pruebas deben ser contundentes y la prisión preventiva es muy exagerada.
Además de la “expiación de culpas”, la detención y prisión del compañero periodista también es un mensaje de advertencia para el gremio y además, se busca la confrontación entre los comunicadores y la exhibición pública que entre periodistas se agreden.
Hay que recordar que las protestas de periodistas del pasado 31 de marzo, que no solo fueron por el homicidio de María Elena Ferral, sino por tanta agresión a compañeros en el ejercicio periodístico. Hecho que no le gustó al Gobierno de Cuitláhuac García Jiménez, quien nunca dio la cara ante las protestas.
A pesar de que se logró entablar una plática con el Subsecretario de Gobierno, Carlos Alberto Juárez Gil, no fue por voluntad de la cúpula gubernamental, sino como mediación del Diputado Federal de Papantla, Jaime Humberto, cosa que tampoco fue del grado para el Gobierno toda vez que el legislador no es de su grupo político.
A 25 días el Gobierno del Estado respondió encarcelando a un comunicador con pruebas “dudosas”. Su fiscalía (con su encargada de despacho Verónica Hernández Giadáns) no ha sido transparente y se ha escudado en la secrecía de las investigaciones.
Esta detención se vislumbra más como un “chivo expiatorio” en su afán de limpiar la precaria procuración de justicia en este gobierno y el “punto rojo” en seguridad preventiva que ha sido la región totonaca para el poder público por tanto delito de alto impacto en este año.
La Justicia no es “caiga quien caiga”, tampoco se da en partes. Mucho menos golpeando a un gremio pisoteado y ensangrentado como en los tiempo de Javier Duarte. (27/Abr/2020)